La Historia es nuestra y la hacen los pueblos

miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿Ciclo?

Apurando los minutos del año, como es menester, y sin tener mucha idea de qué sería una despedida en condiciones a plasmar aquí. Desde esa dictadura canina regada en excrementos y nulo civismo que ha impuesto sus leyes en cualquier zona verde que se atisbe y nos hace penitentes a los que por un casual osamos intentar practicar deporte a ese pseudoinformador que me hace más duros aún los domingos con sus putrefactas contraportadas, por otro lado acorde a la desconexión editorial en la que pasta, ídolo de rancios valores, nacionalista de baratija y, por supuesto, azote de Zapatero. En fin, otro salvapatrias de los muchos que abundan metido a plumilla.

Después de este pequeño desahogo, sin nada en el tintero, pensaré en lo venido y en lo venidero. Un maravilloso juego de espejos que las más de las veces distorsiona lo que pueda parecerse a la realidad. Sin embargo, nosotros, superadores de ontologías y metafísicas varias, no perderemos el tiempo en grandilocuentes destinos y partiremos rumbo a esas pequeños detalles que hacen síntesis de la vida, esos donde una frase, sencilla siempre, muestran un maravilloso silencio. Para hoy, no me quedaré con la de aquel campesino del sur que, ante el comentario del señorito valenciano “Ustedes, Don Manuel, es que no terminan las palabras”, contestó: “Yo lo que creo es que ustedes no las emprincipian”. Me quedaré con la de los pequeños detalles son los que hacen grandes los momentos.

Como estas fechas son precisamente de eso, de grandes cosas y los proyectos, sino tienen envergadura, parece que no lo son, viene al dedillo la sentencia. Estaría hasta mañana enumerando sonrisas emboscadas en cañas, guiños cómplices de canciones y risas sinceras, que sólo les faltan andar. Esa imagen ojalá se proyecte para 2010, todos tenemos cosas que construir y personas que seguro nos esperan. Mucha suerte para todos y un abrazo muy fuerte, que sigamos sintiendo todos juntos, aunque sólo sea un poquito, a través de lo que compartimos.


Petición musical: En las calles de Madrid (Loquillo y Trogloditas)

viernes, 11 de diciembre de 2009

La indiferencia podría no tener medidas

Hasta este momento no me puedo vanagloriar de haberme fumado cualquier estupefaciente, de haber vivido tres o cuatro veces la misma noche, de haberme puesto hasta el ojete y decir cosas en algún idioma aún desconocido cuando el alba despunta. Seguramente todo habrá ocurrido, o en el mejor de los casos, ocurrirá. Desfilará marcialmente por mis narices y por un momento me habré creído con la existencia mas envidiable que me pueda echar a la cara. Sin embargo, me asusta saber que apenas dos segundos después, o dos días, o dos años, que más da si el tiempo somos nosotros mismos, andaré de nuevo a oscuras, mirando a lo que parece ser el frente, sin mas calor que el frío que es capaz de rodearme.

Parece que nada descubre el saber de la soledad a la que condena todo lo perenne. ¿Y qué es lo que dura para siempre, “per secula seculorum”? ¿Cuántos poetas y juglares varios han cantando, con lira o con guitarra eléctrica, al inexorable paso del tiempo? América lleva ya mucho tiempo a la vista, desde luego. Así, los destellos de vida, todas esas frases encerradas en elixires de eterna juventud, aquello que parece tentarnos a un orgasmo, más materialista que espiritual, sin fin, conforman un pequeño mapa de ruta que nos entretiene en el rutilante errar, el cual algún hijo de buena madre se pensó para pasar buenos ratos. En definitiva, objetivos e ilusiones, merecedores de pena, a cambio de un silencio que contrasta cuando la campana del recreo ha indicado el final.

Definitivamente, la vida y sus trasiegos, los momentos altos y los que tocan a muerto, lo que es estar aquí, con más o menos suerte, ética, fortuna, valentía y demás variedades que hemos inventado, no nos van a enseñar nada más allá de refritos pomposos como el que he perpetrado hasta ahora.

No todo el mundo tiene la suerte de disfrutar de actividades que plasman nítidamente tres conceptos que el caudillaje militar se avino a hurtar: Esfuerzo, sacrificio y lucha. De esta manera, cuando el viento helado cubre lo que me impulsa a despertarme mañana, no olvido lo que tengo, sea poco o mucho, y como de valentía o testículos no ando muy sobrado, me confieso en un susurro “espera…”. Como dice Enrique Bunbury, tocará pronto Poniente a favor y será el momento en que esas diarreas que leí hace poco se conviertan en un tránsito excepcional. Me temo que esta partida no se juega en términos de compensación, ni siquiera hay un premio a la regularidad a aquellos que nunca dan traspiés alguno, por injusto que resulta. Aquí corremos a sensaciones, sin tener idea alguna de los sinsabores que nos esperan. Lo demás es literatura. A veces, esas pequeñas referencias que cada uno ha labrado en lo más íntimo de su ser, te dicen lo contrario, te dicen lo que resulta racional. Y más irracional que los sueños tal vez sean las puertas que abren aquellas sensaciones de más arriba.

Esta vez hemos vuelto a ese sitio que nos reservan los sueños, esa sala de espera tétrica que emite la película de nuestra vida regada por los olvidos que en algún momento nos hicieron sangre. Hemos vuelto porque pensábamos que era mejor, porque así hemos decidido interpretar la jugada, porque hacemos un acto de fe en lo complicado, en aquello más allá de lo que nos marcan como pasos normales. Nos estrellaremos, tal vez, pero la lucidez no nos la van a quitar. Y los recuerdos que salgan a flote hablarán de que, confiando en nosotros mismos, en el destino o en Siddharta Gautama, sentimos que se podía, que podíamos ir más allá, en busca de esa foto de felicidad.

A estas alturas, sería de necios negar que el viernes el que esto suscribe se puso como un tinajo, aunque las resacas ya no son iguales.



Petición musical: ... Y que seas féliz (Malos Vicios)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Parece ser

Laporta acapara otra portada más. Traduzco, Laporta hace gala de lo catalán que es frente al monstruo español. Pedro III pierde un I a favor de la Corona catalano- aragonesa, un nuevo conejito de la chistera del poderoso que reclama un pasado acorde a su grandeza actual. El Tribunal constitucional, el órgano más ejemplar de independencia con el que nos podamos topar, saluda sonriente en medio del fuego cruzado que han abierto los cavernícolas del brazo en alto, un siglo y pico dando por detrás con que se rompe España y siguen ganando amiguetes, y los hijos, legítimos por supuesto, de Wilfredo el Velloso, los cuales se aferran a su mentira revestida del carácter mesiánico que siempre parece conllevar el término “pueblo”.

Pero no todo huele a Mediterráneo, faltaría menos. El Ademar nos pasa por encima y nos quita los frenos. Muy amables los leoneses, ahora que vamos cuesta abajo. Las prácticas de arqueología son pocos menos que la antesala de un amable crematorio. Por supuesto, aquellas personas con las que parece sobrevolar un lazo con tintes de último tren hace tiempo que ha descubierto que su vida habla otra idioma que, casualidad, no es el tuyo. Y si no me había quedado contento, Carmelo Romero, insigne profesor, la remata y nos cuenta a esa hora tan cruenta que es las dos de la tarde que la ley electoral y el sistema parlamentario este del que parece estamos tan orgullosos es poco menos que un caciquismo perfeccionado y acomodado a los tiempos (ya se sabe, disciplina de partido) que, en esencia, poco difiere de aquel que ha pasado a la historia como bandera de la Restauración. ¡Claro!, ahora entiendo que el obispo de Alcalá de Henares de misas en Paracuellos con la bandera del aguilucho detrás y en los comentarios del elpais.es salgan a la palestra en cero coma los mister comparativos y sus trapos republicanos.

Y yo estudiando Construcción del Estado Contemporáneo en España. Hay que joderse…


Petición musical: Al Revés (Inestables)

domingo, 22 de noviembre de 2009

Una de Cross

Como si el despertador hubiera sonado hace muchos siglos, de repente abro los ojos y sólo veo verde, manto resplandeciente en el que campan a sus anchas un centenar de finos y estilizados hombres. ¿Qué hago aquí otra vez? ¿No tuve bastante ración la anterior ocasión? En el fondo, estás dos preguntas son de cara a la galería porque hacer progresivos y cruzarte en la espera del pistoletazo de salida con lo mejor del campo a través nacional e internacional te hace convertirte en un privilegiado. Eso si, disfruta, que dura poco, que ellos van en moto y tú eres un mortal más.

Atrás han quedado las discusiones sobre que clavos ponernos, las quinielas de si habría barro o no, las risas en la frugal cena de unas horas pretéritas, la habitación, las ganas de ver el circuito y hacernos una lejana aproximación de lo que nos espera. Ahora estoy sólo, una fina ironía viendo la cantidad de rostros carcomidos que me rodean. Aunque la soledad se hace llevadera en esa cuna del sufrimiento escondida entre profundos valles, un ejemplo muy cercano a eso que decidieron llamar paraíso. Euskadi es una auténtica maravilla en todos los sentidos; si a eso se le añade la pasión que describe y los valores que lleva implícito el campo a través, habremos logrado juntar el escenario idílico con la grandeza absoluta de esta dura especialidad.

En fin, que solo estaba de boquilla; me acompañaban estos loables sentimientos que, sin embargo, no generan la suficiente adrenalina como para lanzarme hacia delante sin cabeza cuando se da la salida. He cogido el lado izquierdo de la cola de salida y en la vuelta pequeña asomo detrás de los 20-30 de cabeza, keniatas, ugandeses, castellanos y demás gentes de duro pelaje. Seguro que he chupado algo de cámara. En esas estoy, cuando me pasa un rubiales; miro y veo a Sergio Sánchez, internacional por España en los 5000 m.l en el último mundial de atletismo. Ya la has cagado, Alvarito, has salido demasiado rápido, y por arte de magia, las piernas me empiezan a pesar más de la cuenta, incluso más que la cabeza pensando en las cuatro vueltas grandes que hay por delante, incluyendo esas cuestas que han hecho entrar en la mitología el circuito de Ellakauri.

Me recompongo, intento tirar de brazos y coger una marcheta aceptable, aunque ciertamente, voy mas atrancado que otra cosa. Como una película que se repite casi siempre, pienso en salirme del circuito como una rata, que sufra otro por mi hoy. Sin embargo, algún Pepito Grillo me susurra… cobarde… ¿no tendrás valor?... no, no lo tengo. La gente anima en la zona de las curvas de 180 grados en las piscinas, un falso llano engañosamente favorable antes de llegar al pastizal que nos aguarda debajo. Aquí ya va todo Dios a fila de uno, ni amigos ni enemigos, sólo veo penitentes, al menos entre los que corremos, los que vuelan no lo se. En la segunda vuelta grande (km 5) parece que las malas sensaciones son sustituidas por la sensación de que ya las piernas van bloqueadas a ese ritmo, y no es un buen asunto por lo visto ya que, a cuentagotas, pero me van superando corredores. Hasta el Tato, pienso, en un alarde de desesperación. La cuesta hasta la pista “pica” sádicamente, me empiezo a notar las zapatillas de clavos un poco incomodas pero no es noticia, y realmente no me importa, en peores plazas hemos toreado, hay que llegar aunque sea sin pies.

Los ánimos de mi padre me empujan hacia delante: ¡Tengo que pegarme a los dos que llevo delante, que conozco a uno de vista (al otro los ánimos de sus conocidos por su nombre me han hecho reconocerlo) y se que son de mi misma categoría! Queda ya sólo una vuelta (km 7,5) pero yo estoy en barrena al menos, las piernas me dan para seguir como voy y gracias. Las batallitas de yo te cambio, tu chupas rueda y viceversa serán para mejor ocasión.

Lenta pero inexorablemente, de uno en uno, los metros entre ellos y yo van creciendo, no hay llano que valga para recuperar, sólo pienso en llegar y que me pase quien le de la gana. En la pronunciada bajada me animan unas niñas con acento vasco: ¡Venga melenas, que tú puedes!... en cuanto acabe me cortó la coleta, las melenas, y lo que haga falta. Nadie por delante a distancia prudente, el peligro puede venir por detrás, me avisa en una curva la hija de mi perseguidor con constante ánimos a su progenitor. Enfiló la última cuesta a la voz en euskera de algún espectador, espero que de comprensión ante el lamentable jeto que debo lucir, y al mirar atrás comprendo que nadie me quita ya este puesto. Última recta en la pista y fin. Un powerade y las gracias. Por un momento me paro por la nauseas y el cansancio acumulado y llegó a entender porque algo tan simple puede ser la más terrible de las drogas. Además, inocua. Se repite, de verdad, palabra de melenas.


Petición musical: Euskadi (Segismundo Toxicómano)

domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Qué hay detrás del miedo?

Ya se que lees esto. Será una buena excusa para ponerle algo de azúcar a este mal epitafio. No es ninguna justificación, en una relación ellas son un segundo plano, aún atreviéndome a concederles la categoría de ser. Dos personas forman un universo que sólo ellas lo entienden en toda su complejidad. De esta manera, aparcando los mojones ya conocidos del camino y las promesas que nunca fueron, me pongo en la misma piel que hace ya un año y poco, cuando tú (nunca fui yo) cerraste una puerta llamada fotolog para abrir otra. Hoy, la piel es la misma, pero no la tesitura.

Hace ya un tiempo precioso que la chica de muletas se cruzó por cierta vereda para hacer las noches de veinticuatro horas, esconder los besos detrás de algún césped o echar a volar, lágrima en ristre, en un horizonte que ganábamos pasito a pasito. Hubo mucho de adolescente en aquellos días, tan pronto un palmo por encima del suelo como al tiempo sin saber que significaba aquello de certeza. Sin embargo, la guerra la ganamos, se la ganamos a todas las ataduras presentes y pasadas de las que hasta hacía bien poco habíamos lucido orgullosos como vulgares latigazos de penitentes. Por mi parte, siempre mire hacia delante, con todas mis limitaciones, pero con la ilusión intacta, motor de cualquier aventura a la que el traicionero corazón te traslada. Tal vez, traicionero, mas que nunca, me hizo pagar la alegría en el pedaleo. Y la rutina, sedosa, me envolvió para hacerme creer que las cosas surgen por generación espontánea.

El olvido de lo que habíamos sido nos hizo imposible la comprensión, mutua y particular. Pasaban los días y las lluvias de primaveras vinieron a mojar la conciencia. Aquello carecía de preguntas, de afán de aprender, de responderse cada día de que la felicidad es porque si. La espiral nos pudo devorar pero no lo hizo. ¿Por qué? Por ti, porque aunque la primera persona del plural ha reinado hasta aquí, la fuerza, el espíritu, la lucha y el amor que no te cabe en el pecho, y, aunque no te lo creas, ha sido mi bandera lejana de sentirme alguien, lo has puesto tú. Así, me has empequeñecido aún más, curiosa metáfora y jodido sino a la vez, porque si en algún sitio estaba escrito que debía hacerte feliz, el ostión ha sido de órdago.
Al final, ante un inoperante frustrado metido a limpia bosques en horario de tardes, el latir que eres desde el pelo rizado pasando por los ojos hasta las manos colgadas del viento digo que ya valía, que uno puede ser un luchador de causas pérdidas hasta un límite. El veneno que siento sólo responde a la sensación de haber fallado a quien menos se lo merecía, a quien más carne puso en el asador. Supongo que en pocos días, cuando me queme algo por dentro, algo de verdad y no un chismorreo carne de cafetería y vea que no hay nadie al otro lado, será cuando los “te quiero” que me olvidé de decirte se me deslicen por la cara. Mientras tanto, en ese eterno papel de persona que llega tarde y mal, seguiré miope, confundiendo verdades con distorsiones, y sin saber corresponder lo que me dan. Se feliz. Por ganas, por ser y por sentir.



Petición musical: Hasta tres; 1) Que te quería (La Quinta Estación), 2) Pesadilla (La Oreja de Van Gogh) y 3) Cualquiera de Marea

viernes, 6 de noviembre de 2009

Sin reblar

Errar. Se pedía paciencia, tiempo, había mucho que construir; pero el tiempo se ha reinventado para ponerle alas a los minutos y dejar lista una tabla clasificatoria tan dulce como auténtica: Siete victorias y un empate. Hasta ayer, claro, que poníamos el pie donde la poesía se hace un septeto, allá por el mediodía ibérico.

Después de echar un vistazo en la prensa escrita que se hacía eco de las idas y venidas plasmadas ayer en el quijotesco (y nominalmente americanizado) pabellón ciudadrealeño, poco menos que cabe reconocer que el panfletario y egiptólogo plumilla del Heraldo Raúl Lahoz ha sido capaz, contra su costumbre, de alcanzar una versión ajustada del partido y de las sensaciones que lo rodean donde no sean sus ideas preconcebidas y sistemáticas las que lleven el guión de la narración. Desde la capital manchega, acostumbrados y hasta aburridos de lo mismo, por bueno que sea, se percibe un cierto aire de prepotencia al haber puesto en su sitio al díscolo equipo naranja. Claro, mirar desde el pedestal es un poco más fácil con los bolsillos llenos. Que disfruten… las mejores satisfacciones distan bastante de la artificialidad de ese proyecto.

A lo que vamos, derrota previsible en la cancha del mejor equipo del mundo actualmente (eso dicen los números). Reacciones a un lado, el análisis debe ser mucho más profundo. El CAI demostró ayer que, jugando al nivel mostrado, está en condiciones de ser el tercero en esta liga, sólo por detrás de Barcelona y los citados manchegos, hoy por hoy superiores gracias a la disponibilidad de 16 jugadores de primer nivel mundial ambos dos. ¿Razones de este salto? Varias; esto no es ningún ejercicio de fe sino la conclusión cierta de que la derrota acaecida deja muchas más cosas positivas que oscuras.

En primer lugar, impresionante nivel defensivo durante casi todo el partido, con un Koch Hansen exagerado (este mocete tiene un juego de piernas brutal) pero sería injusto no valorar la aportación general de todos los integrantes del 6-0 incluyendo al portero Pablo Hernández, que rindió igualmente a gran nivel. En segundo lugar, un ataque solvente frente al difícil 5-1 que había enfrente, sin regalar balones, moviendo y buscando opciones con la segunda línea, donde sólo dudo porque no jugo más minutos Larsson, soltando a lo grande el brazo (plano táctico, guardarlo hasta el final pero igual lo dejamos demasiado sentado). Ciudad Real logró despegarse con un parcial 6-2 en el minuto 35 gracias al inconmensurable Sterbik, grandioso con su 60% de acierto, y las transiciones en forma de relámpago que producían sus paradas. Es curioso ver como algunos medios locales hablan de la “agobiante defensa que ahogó a los maños”. Agobiante era ya que ver al avanzado colgarse los hombros de nuestros primeros líneas, a Morros echar el brazo al cuello de cualquiera que pasara por allí o a J. Fernández ponerse un apartamento dentro de su área. Y denigrante era también ver como esto pasaba de largo para los dos de negro en un lado y en el otro nos cosían a exclusiones para evitar problemas (algunas de risa como la de Maqueda en la segunda parte). Aún así, los 6 tantos de ventaja logrados por los locales nunca se fueron más allá: Algunos dirán que por relajación del equipo en franquicia, mas bien dio la sensación de que el conjunto naranja jamás de descompuso, y esa maquina llamada Sterbik sacando balones imposibles desde los 6 metros contribuyó (junto con el par de esbirros de turno, recuerden) a sofocar una posible revuelta de unos jugadores que sólo bajaron la cabeza ante esa latigazo, esos 10 minutos de bajón que los humanos tienen y los otra galaxia no. De otra Galaxia Sterbik, de otra constelación la conexión, genial conexión, del chaparrudo a la par que inteligente Chema y el tremendo (fuera el sombrero) Aguinagalde, un martillo pilón que no perdona.

En definitiva, las esencias de este equipo siguen siendo muy creibles y generan más que la ilusión, la cuasi certeza de que se puede hacer algo bonito: Fe, fortaleza, colectivo, lucha,… Si a esto le añadimos la calidad individual de los componentes y que Sifré no intente colárselas a Sterbik por el sitio que no existe entre sus piernas, la pócima mágica está bien de sal.


Petición musical: Romance a Durruti (Guerrilla Urbana)

sábado, 31 de octubre de 2009

Miedo

Hoy estaba escuchando la canción que cierra estas líneas, “No tingues por” (No tengas miedo) de los valencianos Obrint Pas, y he tenido la ocurrencia de buscar algo más de información sobre Guillem Agulló, a quien va dedicada aquella. No he encontrado nada que no supiera o que no me imaginara sobre el asesinato de este joven perteneciente a un grupo nacionalista progresista (no me atrevo a mezclar dos ideas tan distintas como nacionalismo y “ser de izquierdas”), excepto un pequeño detalle: Sus asesinos, tanto el que clava la navaja como el que lo secunda, me paso por donde quieran aquello de la autoría material, aparte de tener un juicio similar a una comparsa de carnaval y de salir de la cárcel habiendo cumplido apenas un tercio de la condena, son medianamente conocidos en el mundillo, cada vez con mayor carga peyorativa ese diminutivo, de la política.

Resulta que el fulano de las vacaciones pagadas en el trullo fue en las listas de un partido ultraderechista (ni pondré el nombre, publicidad la justa) de la Comunidad Valenciana al acabar su “tormento”. Pero el plato fuerte viene ahora: Otro de los simpáticos es, o fue, el líder de una de las formaciones de extrema derecha más reconocibles del panorama nacional (no es el PP, podemos respirar tranquilos). En su curriculum figuraba también haber sido uno de los integrantes de un grupo musical de estética y esencia nacional socialista. Con este bagaje admirable, el personaje reconvertido gracias a las buenas maneras del politiqueo tenía licencia para salir a la calle sin que se le cayese la cara de vergüenza y de asco o le echara la mano encima las fuerzas estas que dicen que son del Estado por esas minucias que tiene pendiente. Digo reconvertido porque por mucho traje que se ponga, es evidente que su discurso y sus ideas (¿a eso también se la llama ideas?) no habrá cambiado desde su época de navajero recauchutado de cabeza afeitada, por dentro y por fuera, claro.

¿Es posible esto? Por lo visto, si. La ley de partidos famosa se aplica en conveniencia del partido que fagocita el gobierno, el gobierno que fagocita el estado y así, siguiendo acontecimientos, poder y recursos del estado se identifican para el loable objetivo de perseguir hasta la extenuación a los separatistas violentos vascos, sin ningún tipo de cortapisas, y poner cara de tontos cuando, de nuevo, la violencia, inicio y final de estos elementos, deja a una persona en el suelo para siempre. Curiosamente, siempre se encuentran excusas cuando se alzan voces críticas ante la permivisidad con la que campa la extrema derecha y, en cambio, un sector muy amplio de la población ve a ETA detrás hasta dela fuga del Dioni. ¿Por qué no se persigue a todos los asesinos por igual? ¿Será porque en el juego de intereses el terrorismo etarra es un buen argumento para el eterno discurso de la derecha española (doscientos años después en las mismas, patria, unidad y catolicismo, que empacho) y la existencia de fascistas violentos no es más que la consecuencia natural y necesaria para que los diferentes, los que no comulgan con nuestro credo, se desmadren?

Hoy por hoy, la extrema derecha en España tiene un puñado de votos. El dato es indiscutible. Sin embargo, la extrema derecha sociológica se ampara bajo ese gran paraguas azul decorado con gaviotas. La crisis que nos ocupa no es producto de marketing, es mucho más profunda que un dato acerca del paro, y es precisamente cuando las cosas van mal cuando se ve de que pasta están hechas las diferentes personas. En Italia, patrullas paramilitares circulan por la calle, gozando de impunidad para “recolocar” inmigrantes. De paso, si le damos un susto a algún maricón o algún rojo, mejor cenaremos esa noche. El gobierno, titere del capital como todos, aunque allí con mas saña si cabe, no renuncia a la camaradería y la alianza con las formaciones extremistas, hijas y madre a la par de la violencia. Ahí tenemos al alcalde de Roma, neofascista reconocido y en los ochenta integrante de los grupos fascistas que chocaban en las calles contra grupos comunistas, ahora en la poltrona de la mano de Berlusconi, dando rienda suelta a sus ideales xenófobos. Suele pasar en los países que no han sabido cerrar su pasado, o al menos honrarlo en todos los sentidos en lo que existió, y España puede adjudicarse el dudoso mérito de estar en esta lista. La historia no se repite, sólo muta. No podemos establecer comparaciones con el ascenso de los fascismos en la época de entreguerras porque fue hijo de unas circunstancias históricas determinadas pero si hemos de ser capaces de discernir que la reacción ha adquirido otra forma bajo la misma máscara de la violencia: Los partidos liberales, los partidos oligárquicos que hoy nos contemplan, también los colegas de Rosa Díez y su clamor contra la democracia sin ningún fondo ideológico que no sea la crítica brutal en busca de otro asiento no dudaran en ningún momento en amparar al violento que amedrente a aquel que piense que hay otra liga en la que jugar. De hecho, ya lo hacen.

El discurso del miedo y del odio al diferente se pone a todo velocidad cuando las perspectivas de futuro pintan negras, cuando las dificultades económicas o sociales asoman. Es entonces cuando más deberíamos afirmarnos en nuestros ideales e intentar comprender la situación, para averiguar los por qués. Tal vez cuando lo hagamos ya sea tarde, tal vez la pesadilla sea la que nos despierte.



Petición musical: No tingues por (Obrint Pas)

viernes, 16 de octubre de 2009

Una Foto de Felicidad

Hoy, la oscuridad aprieta más si cabe. En la esquina menos esperada está esperándote, confiada, y te golpea mientras el tequila se ha agolpado en tus venas. Haces el recuento de los sentidos que todavía funcionan y apenas hay dos que tienen puesto el intermitente. Suena todo a épica ya conocida, al relato del héroe que comprende sus males, supera innumerables obstáculos y finalmente logra colmar sus aspiraciones.

Pero no, esto va de perdedores. No los típicos que avasallan con sus consejos, mirada cazallera en ristre, indicando desde dentro la dirección al infierno. Y lo peor de perder es acostumbrarse a ello, olvidarte de que los partidos también se juegan. Al mirar al horizonte, parece que no hay nadie que se haya dado cuenta de lo largo que se te está haciendo la subida. Así, por un momento, buscas poner en orden cada una de las aciagas pedaladas, de las personas y los momentos que empezaron mucho después de acabar. De lo que te crees que sabes, nada de lo que realmente te puede merecer la pena en un aprieto. Un aprieto del corazón, al que ya tenías acostumbrado al tiempo en calma de las jornadas nocturnas.

Finalmente, fuese un rayo de luz o fuese un rayo de cordura, las mismas cartas descubrieron bazas dibujadas en colores. Lo de ser un bohemio impenitente está muy bien en una ciudad cosmopolita pero en un sitio donde el cachirulo es el estandarte lo único que puedes acabar haciendo es méritos arrodillado delante de un taza de W.C. A la hora de la verdad, las excusas tienen mil variedades; sin embargo, las verdades sólo entienden de coherencia, de principios para uno mismo. También de risas de esas que delatan felicidad y que, a veces, sólo a veces, apestan a nostalgia.



Petición musical: Me han dicho que dicen... (Transfer)

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Destino desconocido

Vivimos en una tierra con un espíritu demasiado libre como para encuadrarlo en doctrinas reduccionistas y manipuladoras como los nacionalismos. Olvidados en este corredor donde la estepa nos estremece ya sea con el gris en invierno o con el rojo derretido en verano, crecidos y adultos con un pasado que nos hace levantar la cabeza y un presente robado, a medio camino de todos los sitios, con un crecimiento destinado a unos pocos kilómetros y el drama cotidiano de la maleta, aquella en la que nunca caben las raíces. Sin embargo, el aragonés, lejos de amilanarse, jamás pierde la esperanza de un mañana menos sufrido, guardando un sitio para que el corazón funcione a tirones cuando la cosa ya no pueda ir a peor, cuando el fondo sea ya sólo un vago recuerdo.

En esas andamos, en la tan merodeada crisis, en la que puede que sea la última puerta para el paraíso. Sin complejo de víctima, pese a los cargos que imputan a las economías colonialistas, buitres malparidos difícilmente conformes con su ración de sangre (y ya llevamos unas cuantas décadas), pero mal colocados en esta última vuelta del capital. Atrás, con el localismo enemigo de la “rica” Zaragoza, enemigo fácil para el que no entiende que a todos nos dispararon al mismo tiempo, mirando desde abajo lo que ondea en algún despacho de traje y corbata. Sin embargo, la tierra hace, su dureza vivifica, y cuanto mayor es el reto, mas grande surge esa fuerza de reivindicar algo que nos une, por encima de las simplificaciones políticas pero no de las personas; mas allá de ideologías, sentimientos del todo a cien y bobadas repetidas como loritos por mentirosos conformes, se nos llama como personas finalizadas en si mismas a una creencia de correspondernos con ese lugar con el que no mantener un idilio es resistirse a lo imposible, ponerle coto al último reducto del azar.

El sentir aragonés, que no el ser homogéneo y racista que propulsan aquellos que nacen del poder y del dinero, sale cuando la tormenta arrecia. Ejemplo de ello es la lucha continuada desde los últimos años contra el Trasvase del Ebro. Nos movemos por arenas movedizas y no es difícil caer en las redes de engañabobos movidos por sus propios intereses. La formula para afrontar esto sólo puede venir de la coherencia de ideas y de la firmeza de creencias, de la amplitud de miras y el entendimiento de la perversión que supone anteponer a la persona y su mundo el cosmos ideológico- fanático de aquellos ajenos al sentir de nuestra tierra, paradigma de sacrificio, lucha y humildad. En definitiva, pensamos en aragonés, olvidando razas y delimitaciones, definiciones para separar, para formar, para olvidar. El ser persona siempre es lo primero, y eso está por encima de todo lo que venga después; el sentir un camino paralelo a lo que nos vio nacer es la suerte de sonreír cuando la carretera marca la llegada al rincón del polvo, la niebla, el viento y sol. Las demás extrapolaciones son carne de cañón sobrante.

Ahora tenemos frente a frente un partido que, por desgracia, no se juega en un campo al que podamos siquiera acceder. La planta de Figueruelas tiene sus días contados y no hay nada que podamos hacer: por mucho empeño que pongamos, esta batalla sólo es un minúsculo escarceo en una guerra que, como siempre, salvo milagro o derivados, perderá el trabajador. El escenario es global y no es más que una continuación de la lógica capitalista que subyuga a los poderes políticos comparsas que tenemos y traslada sus medios de producción a dónde sus tentáculos pueden destripar mejor al trabajador. Si no entendemos esto, es complicado enfocar la lucha más allá de un mero simbolismo. La planta zaragozana es un ejemplo más de quien impone las disposiciones y de la máxima que impera, el beneficio mayor por encima de cualquier cosa. Se acabó el cuento, al menos aquí; tendremos que volver a inventarnos la historia si nos dejan coger el teclado. Pero, entre tanta bruma, los aragoneses hemos vuelto a hacer nuestro ese futuro que nos espera, hemos salido a la calla a decir que seguimos aquí y que donde va uno, vamos todos. Da mucho miedo ver a un periódico tan rancio como el Heraldo haciendo oposiciones a Diagonal, también asusta que los amiguetes de la gaviota vayan detrás de una pancarta peleando por el trabajador (cuando ellos, como los socialdemócratas, predican las delicias del sistema vigente y sus límites en constante expansión). Sin embargo, conscientes o no de sus incoherencias, consciente el que esto escribe o no de que las cosas no son tan fáciles, el camino ha vuelto a juntarnos mirando al horizonte. Queda la duda de averiguar que sabremos construir desde las antípodas del pensamiento.


Petición musical: Cuerdas de papel (A La Pua)

lunes, 14 de septiembre de 2009

Tostada

Discrepo. Bonito verbo, si. En un escaso intervalo de tiempo, él que esto escribe ha cambiado las trincheras de la opinión, nunca bien delimitadas debido a la ausencia de matices de la que hace gala el blanco y el negro. Las durísimas pretemporadas, esas en las que parece que el entrenamiento es un fin en si mismo, son pese a todo, la necesidad más inflexible de cualquier proyecto deportivo. Cuando la solana achicharra al personal, en algún pabellón se cuecen lo que, si la suerte y unos detalles más acompañan, los credenciales del equipo en cuestión, tanto físicos como técnico- tácticos.

Y la pretemporada para el CAI Balonmano Aragón terminó. Como para todos. Si ha existido una bandera para los naranjas en la preparación de este año deportivo que empieza ha sido la de la paciencia. Un equipo muy remozado, un entrenador nuevo, un cambio de mentalidad muy acusado en este fin de ciclo. Gente nueva con un perfil muy delimitado: Jóvenes de países con gran tradición de balonmano con un perfil de crecimiento, internacionales en su mayor parte, que han dado el salto a la segunda mejor liga del mundo en busca de su definitiva consagración. Futuro, si hubiera que definirlo en una palabra, cercano, pero futuro a fin de cuentas.

Todo el cóctel preparado es imposible que muestre todo su sabor a corto plazo. Reitero, imposible. Una cosa es que el equipo alcance niveles muy notorios, pero para obtener la excelencia se va a necesitar tiempo, paciencia y dosis enorme de trabajo para hacer un equipo con unos santos y señas perennes. Ayer fue el primer partido de liga y después de leer las reflexiones anteriores, parece evidente que la típica sonrisa del “ya te lo decía yo…” lució en mi boca al finalizar los sesenta minutos. Pero no, porque el transcurso del encuentro me hizo cambiar, más bien ajustar, mis ideas respecto al equipo.

Sí, yo era de los que oía o leía todo lo que el verano ha ido dejando en las cunetas de Internet acerca de nuestro equipo y pensaba en positivo, sin dudar en ningún momento de la necesidad y aridez del proceso de adaptación pero con presumiendo de que se llegaría a la hora de la verdad con todo más o menos a punto, más sabiendo que se ha fichado muy bien. Sin embargo, ayer la consciencia me batió a placer, sin miramientos, rudamente, me mostró que las cosas se ven muy fáciles cuando no estás a pie de cancha. Tenemos mucho que hacer por delante señores, lo que no quiere decir que hasta ahora no se haya hecho las cosas en la dirección correcta, no pocas, por cierto.

En el caso concreto de ayer, en términos eminentemente prácticos se hizó lo que debía hacerse: Ganar, por los civil o por lo penal. Dos puntos, un buen antídoto contra las dudas que puedan asomar. Los mimbres no son del Ikea, hay futuro porque hay donde rascar, y se vieron cosas muy del gusto. ¿Qué tenemos? Portería, el amigo Pablo no paró ayer por casualidad por muy bien que se defendiera (Defensa y portero, ¿qué fue antes? ¿el huevo o la gallina?) e Iñaki es un portero como la copa de un pino que grita y tiene unos galones y unos gemelos que riman con lo anterior que lo aúpan como uno de los referentes del vestuario. Este grupo tiene su fuerza en el conjunto, algo que se demostró en los alaridos mano con mano cada tiempo muerto, en la piña del final de partido o en los gritos del enorme Maqueda, en todos los sentidos, otro de los de la cofradía del portero navarro, siempre en tensión, siempre animando al compañero.

Fuerza colectiva, la cual contrasta con las individuales de tronío que regían el proyecto años anteriores, de cuyos nombres ya vale de acordarnos. Garra en defensa, si, muy bien, pero el ataque a priori ofrece más sombras que luces. Ante la ausencia de lanzadores de postín se debe buscar contactar con la segunda línea en todo momento, siempre y cuando los extremos existan (nefastos Stojanovic y Carton) y los pivotes sigan siendo el puntal de este equipo. Hoy por hoy, por mucho que diga algun pesudoperiodista que más bien debería pagar por poder escribir tanta basura, no tenemos un lanzador desequilibrante que pueda construir sus propios lanzamientos, que desequilibre; Stankovic es un gran jugador, pero no disfruta del brazo acrobático de cierto egipcio. Tal vez ni este año veamos al equipo en esencia pura. Sigo pensando que los centrales, ambos dos, van a ser fundamentales. Lo demás, morirse atrás literalmente y correr todo lo que se pueda (personalmente defendería con el central en el extremo). Los morlacos del norte (Koch- Hansen, Grebenar) han de sudar la defensa posicional como ellos saben. Pico y pala, que los demás equipos tampoco están para tirar cohetes (Doder no es Sarmiento, ¿verdad leoneses?) y, por cierto, al Pilotes lo tuvimos muerto, lo dejamos levantarse y tiene un equipo apañado con más de un oficial de guerra. Que tampoco somos el Barcelona, mire usted.

Tienes tostada Mariano. Desde la grada te vamos a empujar más de una garganta. Creyente se hace uno a base de sueños currados.



Petición musical: La Vela Se Apaga (Parabellum)

jueves, 20 de agosto de 2009

Acelerón

No resulta extraño ver lo rápido que se puede vivir en dos o tres días, la cantidad de personas y de imágenes que pueden pasar por delante de ti y cuyo significado, azaroso o predeterminado, sólo adivinarás mucho tiempo después. Después de todo, cansado, tiendes a reflexionar y encuentras que los porqués únicamente son interrogaciones escondidas para que no las encuentres. A fin de cuentas, lo único señalizado son tus pasos.

Esos pasos han llevado desde Dios hasta el totalitarismo de los condicionantes pasando por las reglas del juego propuestas y la pelota corriendo. Lo mejor de todo el campo oteado es saber que no hay carretera, que alrededor de un par de litros se puede construir una vida, entera y verdadera. Pero también tambalearse. El banco de al lado concuerda cada noche con nosotros, los recuerdos ahogados salen a flote en forma de gafas de pasta, las coincidencias patean las leyes conocidas mientras alguien arriba, abajo o a los lados, se descojona; a la par, retumban cerca, muy cerca, viejos brazos mutilados, caminos hechos de vuelta con el corazón maloliente, nada que el tiempo no certifique e incluso compare con la claridad que se chutan en la ventana de al lado. Queda todo muy a mano para jugárselo a una carta marcada y, sin embargo, que diría Sabina, aquí sigue todo igual, detrás del miedo. Aún nos quedan unas buenas razones para echar mares a la espalda, espalda con espalda, corazón con corazón, distancia con distancia. 30 años no son nada ¿verdad?


Petición musical: Al Tajo (Desera)

martes, 4 de agosto de 2009

La puerta de atrás del cielo

Dulce introducción al caos, dice el Robe en el último disco. Jodido extremeño, debe ser que los picos lo hacen más lúcido a uno, porque si no se explica esa brutal sintetización de los días, cojos al pasar pero oportunistas en lanzarte una sonrisa de última hora para que al día siguiente te despiertes en vez de quedarte a reposar en medio de la avenida de Goya, bien arropado de pócima mágica.

Una vez se me ocurrió leer que la vida tenía bastante poca gracia si no era con alguien al lado con quien compartir y reirse. Algún autorcillo de éxito sería el evocador de tan loables sentimientos. Evocador y gilipoyas, no porque no lleve razón, sino porque es mas prudente callarse, no vaya a ser que a la vuelta de la esquina lo que antes compartías se transforme en una penitencia egoístamente agenciada en calidad de monopolio. Esto es lo de siempre, cabeza versus corazón. Yo lo intento mezclar, para anclarme en lo mediocre; cada uno con su cartel.

Sin embargo, es difícil acabar de aferrarse a una de las dos posiciones anteriores. Más aún cuando el campo se siembra últimamente de sacrificios poco halagüeños. Ni es el momento ni siquiera tiene sentido poner un “por” delante del clásico “qué”. Abrimos el cubo de la basura para darle cobijo a la retórica clásica y nos vamos al cuello del siguiente paso de cebra. Por un lado, la impotencia de no saber si hay una escala de valores que pueda guiñarnos si hacemos las cosas bien o mal. El sufrimiento no merece el calificativo de ajeno y menos cuando nos referimos a estampidas al unísono, a conexiones kilométricas. Por el otro, los finales, claros y sin concesiones, amargos, sonoros, rimbombantes, excéntricos, virulentos, pasados de moda. Los dedos hasta la campanilla o las teclas del ordenador. Complicada elección.

Finalmente, en medio, en la puerta de atrás del cielo, mirando con aversión hacia abajo por el vértigo, la penúltima miseria celebrando el viernes, celebrando la indiferencia de tantos días, esperando mientras anda hacia ningún lado. ¿Esperando? ¿sabes lo que dices? Ni puta idea, para variar. Un claro en la tormenta, dejate de gafas de sol, que el ángel va a venir a abrir la puerta, no sea que te vayas a ir. Por cierto, me han dicho que las ventanas de dentro tienen alfeizar. Va a ser verdad que me dejaste una maravillosa herencia: Los miedos.


Petición musical: Latido Jondo (Marea)