La Historia es nuestra y la hacen los pueblos

sábado, 31 de octubre de 2009

Miedo

Hoy estaba escuchando la canción que cierra estas líneas, “No tingues por” (No tengas miedo) de los valencianos Obrint Pas, y he tenido la ocurrencia de buscar algo más de información sobre Guillem Agulló, a quien va dedicada aquella. No he encontrado nada que no supiera o que no me imaginara sobre el asesinato de este joven perteneciente a un grupo nacionalista progresista (no me atrevo a mezclar dos ideas tan distintas como nacionalismo y “ser de izquierdas”), excepto un pequeño detalle: Sus asesinos, tanto el que clava la navaja como el que lo secunda, me paso por donde quieran aquello de la autoría material, aparte de tener un juicio similar a una comparsa de carnaval y de salir de la cárcel habiendo cumplido apenas un tercio de la condena, son medianamente conocidos en el mundillo, cada vez con mayor carga peyorativa ese diminutivo, de la política.

Resulta que el fulano de las vacaciones pagadas en el trullo fue en las listas de un partido ultraderechista (ni pondré el nombre, publicidad la justa) de la Comunidad Valenciana al acabar su “tormento”. Pero el plato fuerte viene ahora: Otro de los simpáticos es, o fue, el líder de una de las formaciones de extrema derecha más reconocibles del panorama nacional (no es el PP, podemos respirar tranquilos). En su curriculum figuraba también haber sido uno de los integrantes de un grupo musical de estética y esencia nacional socialista. Con este bagaje admirable, el personaje reconvertido gracias a las buenas maneras del politiqueo tenía licencia para salir a la calle sin que se le cayese la cara de vergüenza y de asco o le echara la mano encima las fuerzas estas que dicen que son del Estado por esas minucias que tiene pendiente. Digo reconvertido porque por mucho traje que se ponga, es evidente que su discurso y sus ideas (¿a eso también se la llama ideas?) no habrá cambiado desde su época de navajero recauchutado de cabeza afeitada, por dentro y por fuera, claro.

¿Es posible esto? Por lo visto, si. La ley de partidos famosa se aplica en conveniencia del partido que fagocita el gobierno, el gobierno que fagocita el estado y así, siguiendo acontecimientos, poder y recursos del estado se identifican para el loable objetivo de perseguir hasta la extenuación a los separatistas violentos vascos, sin ningún tipo de cortapisas, y poner cara de tontos cuando, de nuevo, la violencia, inicio y final de estos elementos, deja a una persona en el suelo para siempre. Curiosamente, siempre se encuentran excusas cuando se alzan voces críticas ante la permivisidad con la que campa la extrema derecha y, en cambio, un sector muy amplio de la población ve a ETA detrás hasta dela fuga del Dioni. ¿Por qué no se persigue a todos los asesinos por igual? ¿Será porque en el juego de intereses el terrorismo etarra es un buen argumento para el eterno discurso de la derecha española (doscientos años después en las mismas, patria, unidad y catolicismo, que empacho) y la existencia de fascistas violentos no es más que la consecuencia natural y necesaria para que los diferentes, los que no comulgan con nuestro credo, se desmadren?

Hoy por hoy, la extrema derecha en España tiene un puñado de votos. El dato es indiscutible. Sin embargo, la extrema derecha sociológica se ampara bajo ese gran paraguas azul decorado con gaviotas. La crisis que nos ocupa no es producto de marketing, es mucho más profunda que un dato acerca del paro, y es precisamente cuando las cosas van mal cuando se ve de que pasta están hechas las diferentes personas. En Italia, patrullas paramilitares circulan por la calle, gozando de impunidad para “recolocar” inmigrantes. De paso, si le damos un susto a algún maricón o algún rojo, mejor cenaremos esa noche. El gobierno, titere del capital como todos, aunque allí con mas saña si cabe, no renuncia a la camaradería y la alianza con las formaciones extremistas, hijas y madre a la par de la violencia. Ahí tenemos al alcalde de Roma, neofascista reconocido y en los ochenta integrante de los grupos fascistas que chocaban en las calles contra grupos comunistas, ahora en la poltrona de la mano de Berlusconi, dando rienda suelta a sus ideales xenófobos. Suele pasar en los países que no han sabido cerrar su pasado, o al menos honrarlo en todos los sentidos en lo que existió, y España puede adjudicarse el dudoso mérito de estar en esta lista. La historia no se repite, sólo muta. No podemos establecer comparaciones con el ascenso de los fascismos en la época de entreguerras porque fue hijo de unas circunstancias históricas determinadas pero si hemos de ser capaces de discernir que la reacción ha adquirido otra forma bajo la misma máscara de la violencia: Los partidos liberales, los partidos oligárquicos que hoy nos contemplan, también los colegas de Rosa Díez y su clamor contra la democracia sin ningún fondo ideológico que no sea la crítica brutal en busca de otro asiento no dudaran en ningún momento en amparar al violento que amedrente a aquel que piense que hay otra liga en la que jugar. De hecho, ya lo hacen.

El discurso del miedo y del odio al diferente se pone a todo velocidad cuando las perspectivas de futuro pintan negras, cuando las dificultades económicas o sociales asoman. Es entonces cuando más deberíamos afirmarnos en nuestros ideales e intentar comprender la situación, para averiguar los por qués. Tal vez cuando lo hagamos ya sea tarde, tal vez la pesadilla sea la que nos despierte.



Petición musical: No tingues por (Obrint Pas)

viernes, 16 de octubre de 2009

Una Foto de Felicidad

Hoy, la oscuridad aprieta más si cabe. En la esquina menos esperada está esperándote, confiada, y te golpea mientras el tequila se ha agolpado en tus venas. Haces el recuento de los sentidos que todavía funcionan y apenas hay dos que tienen puesto el intermitente. Suena todo a épica ya conocida, al relato del héroe que comprende sus males, supera innumerables obstáculos y finalmente logra colmar sus aspiraciones.

Pero no, esto va de perdedores. No los típicos que avasallan con sus consejos, mirada cazallera en ristre, indicando desde dentro la dirección al infierno. Y lo peor de perder es acostumbrarse a ello, olvidarte de que los partidos también se juegan. Al mirar al horizonte, parece que no hay nadie que se haya dado cuenta de lo largo que se te está haciendo la subida. Así, por un momento, buscas poner en orden cada una de las aciagas pedaladas, de las personas y los momentos que empezaron mucho después de acabar. De lo que te crees que sabes, nada de lo que realmente te puede merecer la pena en un aprieto. Un aprieto del corazón, al que ya tenías acostumbrado al tiempo en calma de las jornadas nocturnas.

Finalmente, fuese un rayo de luz o fuese un rayo de cordura, las mismas cartas descubrieron bazas dibujadas en colores. Lo de ser un bohemio impenitente está muy bien en una ciudad cosmopolita pero en un sitio donde el cachirulo es el estandarte lo único que puedes acabar haciendo es méritos arrodillado delante de un taza de W.C. A la hora de la verdad, las excusas tienen mil variedades; sin embargo, las verdades sólo entienden de coherencia, de principios para uno mismo. También de risas de esas que delatan felicidad y que, a veces, sólo a veces, apestan a nostalgia.



Petición musical: Me han dicho que dicen... (Transfer)