La Historia es nuestra y la hacen los pueblos

miércoles, 18 de agosto de 2010

Un concierto de ida y de vuelta (sin saber muy bien a dónde va)

Se puede aseverar que los fados en la zona de Lisboa adquieren un especial tinte de melancolía. Muy parecido a esos finales con los que nunca simpatizas para que lleguen a tu lado. Diez días de pisar hasta el fondo el acelerador rumbo otras cuantas metáforas trilladas ya hasta la saciedad. Pero, queramos o no, lo sepamos (que no) o incluso lo podamos valorar como algo mucho mas valioso que un recuerdo en aras de estancamiento, no parece ser este el momento de perdernos en el tunel de la memoria por el Bairro Alto, por la Universidad de Coimbra o el añejo Oporto. Las sabanas que hemos compartido no serían menuda tentación, aunque, a decir verdad, tienen un espacio mas grandioso que cuatro borrones de tinta, de la misma manera que tu sonrisa perenne, esa que corroe poco a poco hasta a quien mira para otro lado.

Pocas veces el tiempo se congela con la alta temperatura que cuando los Barricada saltan a un escenario. No iba a ser diferente esta vez, a priori. Luego la noche junto en un mismo salto todo lo que se podría calificar de compota de estos meses, sin dejarse un ápice de aquello con mas sabor y también mayor escozor. Desde luego, sería iluso pretender pegarse un baño en esa especie de sueño con ratos de pesadilla y realidad mal digerida. Iluso porque, en Portugal no, mucho antes, pusimos un reloj en marcha. Una cuenta atrás de un sentimiento nada repentino. Ese mismo reloj marcará aquello que estemos dispuestos a que marque: Un continuo pasar de dos ojos verdes a ratos encontrados por casualidad (o eso les dijeron) o un pesar que camina a hombros de miedos y filosofías del despiste.

Nadie mentiría si dijeran que hasta cierto punto nos habían avisado. Nos habían dicho que luego el camino de regreso suele ser más duro. Igual nadie sabe lo que ha costado llegar a este sitio, sobre todo cuando ni sabes que existía. Sobre todo cuando en un pueblo de las Cinco Villas vino a suponer una catarsis de deberes mal hechos que, mira tu por donde, tuvieron, y no era la primera vez, el aliento inconsciente de unos cuantos meses de intuiciones paulatinamente sustituidas por algo mucho mas grande: tus manos. Quien sabe si será el momento de dar las gracias o de salir corriendo hacia delante. Quien podrá atreverse a decir que es lo ideal o que puede pasar a medio plazo. Cada segundo ha pasado a contar por dos. No es nuevo, pero el contenido de ahora es inmejorable. Habra tiempo de ponerse a pensar, a rescatar momentos, pero ahora, sabiendo que es de todo menos fácil, no renunciaremos a que al final se halle el sufrimiento. Puede…; mientras tanto… síguete riendo que en una de estas paramos el mundo. Con un buen vino blanco y una Sagres, claro está.


Petición (es) musical (es): Per una Copa (Lax N Busto) como particular banda sonora; Pon esa música de nuevo (Barricada), aunque no la tocaran como si lo hubiesen hecho; Deja que esto no acabe nunca (Barricada), por haberla interrumpido a quien no debería

lunes, 2 de agosto de 2010

Descontrol, deseo, desorden

Celebremos Zaragoza cuando la canícula se ceba con ella. Huyamos durante un breve rato, siempre tendremos la puerta abierta, las llaves son nuestras. Busquemos asilo político a la sombra de una niebla caprichosamente colocada en los confines verdes del reino. Sólo entonces, en medio de acentos abrochados y pasión traducida sobre dos ruedas, tendremos un motivo para pensar que viajar no consiste únicamente en transitar de un sitio a otro. Si cambiamos de escenario, cerca de esa tierra prometida y azul, a un rato de las vías del tren y con una buena excusa por compañera, tendremos igualmente la oportunidad de ser valientes, de completar esos halos del reloj que este año han quedado pendidos de un sitio que no hemos sabido encontrar. Sin guión y sin actores, sin música de la que acordarnos, con la luna de picos pardos en esa piragua que llamamos mar, por un momento, después de todo, parecía que si se podía. Han cambiado muchas cosas, de unas nos hemos dado cuenta y de otras no, pero quema los ojos y la garganta percibir que algo tendrá la condición de ser, pese a todo. Cuando las posturas quedan indefinidas, siempre se puede montarte mil historias, que con alguna acertarás. Curiosamente, no han mutado mis ideas y como recompensa, uno se siente en paz consigo mismo. Pase lo que pase, Portugal espera.


Petición musical: Ruido (Joaquín Sabina)