La Historia es nuestra y la hacen los pueblos

miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿Ciclo?

Apurando los minutos del año, como es menester, y sin tener mucha idea de qué sería una despedida en condiciones a plasmar aquí. Desde esa dictadura canina regada en excrementos y nulo civismo que ha impuesto sus leyes en cualquier zona verde que se atisbe y nos hace penitentes a los que por un casual osamos intentar practicar deporte a ese pseudoinformador que me hace más duros aún los domingos con sus putrefactas contraportadas, por otro lado acorde a la desconexión editorial en la que pasta, ídolo de rancios valores, nacionalista de baratija y, por supuesto, azote de Zapatero. En fin, otro salvapatrias de los muchos que abundan metido a plumilla.

Después de este pequeño desahogo, sin nada en el tintero, pensaré en lo venido y en lo venidero. Un maravilloso juego de espejos que las más de las veces distorsiona lo que pueda parecerse a la realidad. Sin embargo, nosotros, superadores de ontologías y metafísicas varias, no perderemos el tiempo en grandilocuentes destinos y partiremos rumbo a esas pequeños detalles que hacen síntesis de la vida, esos donde una frase, sencilla siempre, muestran un maravilloso silencio. Para hoy, no me quedaré con la de aquel campesino del sur que, ante el comentario del señorito valenciano “Ustedes, Don Manuel, es que no terminan las palabras”, contestó: “Yo lo que creo es que ustedes no las emprincipian”. Me quedaré con la de los pequeños detalles son los que hacen grandes los momentos.

Como estas fechas son precisamente de eso, de grandes cosas y los proyectos, sino tienen envergadura, parece que no lo son, viene al dedillo la sentencia. Estaría hasta mañana enumerando sonrisas emboscadas en cañas, guiños cómplices de canciones y risas sinceras, que sólo les faltan andar. Esa imagen ojalá se proyecte para 2010, todos tenemos cosas que construir y personas que seguro nos esperan. Mucha suerte para todos y un abrazo muy fuerte, que sigamos sintiendo todos juntos, aunque sólo sea un poquito, a través de lo que compartimos.


Petición musical: En las calles de Madrid (Loquillo y Trogloditas)

viernes, 11 de diciembre de 2009

La indiferencia podría no tener medidas

Hasta este momento no me puedo vanagloriar de haberme fumado cualquier estupefaciente, de haber vivido tres o cuatro veces la misma noche, de haberme puesto hasta el ojete y decir cosas en algún idioma aún desconocido cuando el alba despunta. Seguramente todo habrá ocurrido, o en el mejor de los casos, ocurrirá. Desfilará marcialmente por mis narices y por un momento me habré creído con la existencia mas envidiable que me pueda echar a la cara. Sin embargo, me asusta saber que apenas dos segundos después, o dos días, o dos años, que más da si el tiempo somos nosotros mismos, andaré de nuevo a oscuras, mirando a lo que parece ser el frente, sin mas calor que el frío que es capaz de rodearme.

Parece que nada descubre el saber de la soledad a la que condena todo lo perenne. ¿Y qué es lo que dura para siempre, “per secula seculorum”? ¿Cuántos poetas y juglares varios han cantando, con lira o con guitarra eléctrica, al inexorable paso del tiempo? América lleva ya mucho tiempo a la vista, desde luego. Así, los destellos de vida, todas esas frases encerradas en elixires de eterna juventud, aquello que parece tentarnos a un orgasmo, más materialista que espiritual, sin fin, conforman un pequeño mapa de ruta que nos entretiene en el rutilante errar, el cual algún hijo de buena madre se pensó para pasar buenos ratos. En definitiva, objetivos e ilusiones, merecedores de pena, a cambio de un silencio que contrasta cuando la campana del recreo ha indicado el final.

Definitivamente, la vida y sus trasiegos, los momentos altos y los que tocan a muerto, lo que es estar aquí, con más o menos suerte, ética, fortuna, valentía y demás variedades que hemos inventado, no nos van a enseñar nada más allá de refritos pomposos como el que he perpetrado hasta ahora.

No todo el mundo tiene la suerte de disfrutar de actividades que plasman nítidamente tres conceptos que el caudillaje militar se avino a hurtar: Esfuerzo, sacrificio y lucha. De esta manera, cuando el viento helado cubre lo que me impulsa a despertarme mañana, no olvido lo que tengo, sea poco o mucho, y como de valentía o testículos no ando muy sobrado, me confieso en un susurro “espera…”. Como dice Enrique Bunbury, tocará pronto Poniente a favor y será el momento en que esas diarreas que leí hace poco se conviertan en un tránsito excepcional. Me temo que esta partida no se juega en términos de compensación, ni siquiera hay un premio a la regularidad a aquellos que nunca dan traspiés alguno, por injusto que resulta. Aquí corremos a sensaciones, sin tener idea alguna de los sinsabores que nos esperan. Lo demás es literatura. A veces, esas pequeñas referencias que cada uno ha labrado en lo más íntimo de su ser, te dicen lo contrario, te dicen lo que resulta racional. Y más irracional que los sueños tal vez sean las puertas que abren aquellas sensaciones de más arriba.

Esta vez hemos vuelto a ese sitio que nos reservan los sueños, esa sala de espera tétrica que emite la película de nuestra vida regada por los olvidos que en algún momento nos hicieron sangre. Hemos vuelto porque pensábamos que era mejor, porque así hemos decidido interpretar la jugada, porque hacemos un acto de fe en lo complicado, en aquello más allá de lo que nos marcan como pasos normales. Nos estrellaremos, tal vez, pero la lucidez no nos la van a quitar. Y los recuerdos que salgan a flote hablarán de que, confiando en nosotros mismos, en el destino o en Siddharta Gautama, sentimos que se podía, que podíamos ir más allá, en busca de esa foto de felicidad.

A estas alturas, sería de necios negar que el viernes el que esto suscribe se puso como un tinajo, aunque las resacas ya no son iguales.



Petición musical: ... Y que seas féliz (Malos Vicios)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Parece ser

Laporta acapara otra portada más. Traduzco, Laporta hace gala de lo catalán que es frente al monstruo español. Pedro III pierde un I a favor de la Corona catalano- aragonesa, un nuevo conejito de la chistera del poderoso que reclama un pasado acorde a su grandeza actual. El Tribunal constitucional, el órgano más ejemplar de independencia con el que nos podamos topar, saluda sonriente en medio del fuego cruzado que han abierto los cavernícolas del brazo en alto, un siglo y pico dando por detrás con que se rompe España y siguen ganando amiguetes, y los hijos, legítimos por supuesto, de Wilfredo el Velloso, los cuales se aferran a su mentira revestida del carácter mesiánico que siempre parece conllevar el término “pueblo”.

Pero no todo huele a Mediterráneo, faltaría menos. El Ademar nos pasa por encima y nos quita los frenos. Muy amables los leoneses, ahora que vamos cuesta abajo. Las prácticas de arqueología son pocos menos que la antesala de un amable crematorio. Por supuesto, aquellas personas con las que parece sobrevolar un lazo con tintes de último tren hace tiempo que ha descubierto que su vida habla otra idioma que, casualidad, no es el tuyo. Y si no me había quedado contento, Carmelo Romero, insigne profesor, la remata y nos cuenta a esa hora tan cruenta que es las dos de la tarde que la ley electoral y el sistema parlamentario este del que parece estamos tan orgullosos es poco menos que un caciquismo perfeccionado y acomodado a los tiempos (ya se sabe, disciplina de partido) que, en esencia, poco difiere de aquel que ha pasado a la historia como bandera de la Restauración. ¡Claro!, ahora entiendo que el obispo de Alcalá de Henares de misas en Paracuellos con la bandera del aguilucho detrás y en los comentarios del elpais.es salgan a la palestra en cero coma los mister comparativos y sus trapos republicanos.

Y yo estudiando Construcción del Estado Contemporáneo en España. Hay que joderse…


Petición musical: Al Revés (Inestables)