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lunes, 14 de septiembre de 2009

Tostada

Discrepo. Bonito verbo, si. En un escaso intervalo de tiempo, él que esto escribe ha cambiado las trincheras de la opinión, nunca bien delimitadas debido a la ausencia de matices de la que hace gala el blanco y el negro. Las durísimas pretemporadas, esas en las que parece que el entrenamiento es un fin en si mismo, son pese a todo, la necesidad más inflexible de cualquier proyecto deportivo. Cuando la solana achicharra al personal, en algún pabellón se cuecen lo que, si la suerte y unos detalles más acompañan, los credenciales del equipo en cuestión, tanto físicos como técnico- tácticos.

Y la pretemporada para el CAI Balonmano Aragón terminó. Como para todos. Si ha existido una bandera para los naranjas en la preparación de este año deportivo que empieza ha sido la de la paciencia. Un equipo muy remozado, un entrenador nuevo, un cambio de mentalidad muy acusado en este fin de ciclo. Gente nueva con un perfil muy delimitado: Jóvenes de países con gran tradición de balonmano con un perfil de crecimiento, internacionales en su mayor parte, que han dado el salto a la segunda mejor liga del mundo en busca de su definitiva consagración. Futuro, si hubiera que definirlo en una palabra, cercano, pero futuro a fin de cuentas.

Todo el cóctel preparado es imposible que muestre todo su sabor a corto plazo. Reitero, imposible. Una cosa es que el equipo alcance niveles muy notorios, pero para obtener la excelencia se va a necesitar tiempo, paciencia y dosis enorme de trabajo para hacer un equipo con unos santos y señas perennes. Ayer fue el primer partido de liga y después de leer las reflexiones anteriores, parece evidente que la típica sonrisa del “ya te lo decía yo…” lució en mi boca al finalizar los sesenta minutos. Pero no, porque el transcurso del encuentro me hizo cambiar, más bien ajustar, mis ideas respecto al equipo.

Sí, yo era de los que oía o leía todo lo que el verano ha ido dejando en las cunetas de Internet acerca de nuestro equipo y pensaba en positivo, sin dudar en ningún momento de la necesidad y aridez del proceso de adaptación pero con presumiendo de que se llegaría a la hora de la verdad con todo más o menos a punto, más sabiendo que se ha fichado muy bien. Sin embargo, ayer la consciencia me batió a placer, sin miramientos, rudamente, me mostró que las cosas se ven muy fáciles cuando no estás a pie de cancha. Tenemos mucho que hacer por delante señores, lo que no quiere decir que hasta ahora no se haya hecho las cosas en la dirección correcta, no pocas, por cierto.

En el caso concreto de ayer, en términos eminentemente prácticos se hizó lo que debía hacerse: Ganar, por los civil o por lo penal. Dos puntos, un buen antídoto contra las dudas que puedan asomar. Los mimbres no son del Ikea, hay futuro porque hay donde rascar, y se vieron cosas muy del gusto. ¿Qué tenemos? Portería, el amigo Pablo no paró ayer por casualidad por muy bien que se defendiera (Defensa y portero, ¿qué fue antes? ¿el huevo o la gallina?) e Iñaki es un portero como la copa de un pino que grita y tiene unos galones y unos gemelos que riman con lo anterior que lo aúpan como uno de los referentes del vestuario. Este grupo tiene su fuerza en el conjunto, algo que se demostró en los alaridos mano con mano cada tiempo muerto, en la piña del final de partido o en los gritos del enorme Maqueda, en todos los sentidos, otro de los de la cofradía del portero navarro, siempre en tensión, siempre animando al compañero.

Fuerza colectiva, la cual contrasta con las individuales de tronío que regían el proyecto años anteriores, de cuyos nombres ya vale de acordarnos. Garra en defensa, si, muy bien, pero el ataque a priori ofrece más sombras que luces. Ante la ausencia de lanzadores de postín se debe buscar contactar con la segunda línea en todo momento, siempre y cuando los extremos existan (nefastos Stojanovic y Carton) y los pivotes sigan siendo el puntal de este equipo. Hoy por hoy, por mucho que diga algun pesudoperiodista que más bien debería pagar por poder escribir tanta basura, no tenemos un lanzador desequilibrante que pueda construir sus propios lanzamientos, que desequilibre; Stankovic es un gran jugador, pero no disfruta del brazo acrobático de cierto egipcio. Tal vez ni este año veamos al equipo en esencia pura. Sigo pensando que los centrales, ambos dos, van a ser fundamentales. Lo demás, morirse atrás literalmente y correr todo lo que se pueda (personalmente defendería con el central en el extremo). Los morlacos del norte (Koch- Hansen, Grebenar) han de sudar la defensa posicional como ellos saben. Pico y pala, que los demás equipos tampoco están para tirar cohetes (Doder no es Sarmiento, ¿verdad leoneses?) y, por cierto, al Pilotes lo tuvimos muerto, lo dejamos levantarse y tiene un equipo apañado con más de un oficial de guerra. Que tampoco somos el Barcelona, mire usted.

Tienes tostada Mariano. Desde la grada te vamos a empujar más de una garganta. Creyente se hace uno a base de sueños currados.



Petición musical: La Vela Se Apaga (Parabellum)

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