O al menos eso decía una campaña promocional de whisky de no hace demasiado tiempo, y seguramente pocas veces he tenido tan claro un titular como este. Pocas cosas hay tan valiosas como notar que el tiempo no ha pasado, que ese regreso que siempre es mitad idílico mitad mitológico, por un momento es la realidad mas presente. No ha habido recorrido de ningún tipo, nunca nos hemos movido realmente de ese césped del parque al que hemos malacostumbrado a abrirle el corazón en canal. Supongo que los aditivos que nos metimos entre pecho y espalda ayudarían pero dejan de ser los protagonistas cuando a la mañana siguiente no juras en su nombre, sino que mantienes esa sonrisa que alimenta el pasar de imágenes vividas, limpias de polvo y paja.
La condición de veterano, si finalmente se cumple este Agosto en tierras portuguesas, sólo me hace recordar que en todas las aventuras anteriores, con protagonistas que entran y salen, pero con un núcleo duro bien reconocible, el brindis que simultaneamos este sábado encontró su punto de fusión un caloroso Julio en el Circo Máximo romano, cuando la música de Génesis ya había tocado a su fin, y creo recordar que, más allá de las moneditas de la Fontana de Trevi, me conformaba con volver a brindar un año después. No uno, cuatro después, en la misma tesitura, después de un año difícil, en medio de risas, alguna sonrisa cómplice y también un guiño a esa simpatía continuada y sin prejuicios, trenes que van a la Coruña y profundidad para pararse a ojear aquello con lo que el camino, nuestros caminos, nos quieren sorprender, hemos tenido el placer de ver que viejas promesas no sólo se cumplen, sino que además son verdad. Como la amistad.
Petición musical: Spiz (Animales Muertos)y alguna de Pitingo, que con eso de que van a ser el puntazo del Lumbreiras...
La última patada
Hace 9 años